sábado, 20 de junio de 2015

Simone de Beauvoir y mi publicidad

#SimonedeBeauvoir #Publicidad #Privacidad
Miro a mi alrdedor, pero sólo me quedo observando algunas cosas.
Las dos luces prendidas, la radio con volumen bajo, el agua calentándose con hojas de coca dentro, un paquete de galletitas recién abiertos, hojas de una materia que me negaba a estudiar de nuevo, el calefactor al mínimo, y un sol afuera.
Esa es la situación. Es que me olvide de nombrarme a mí. 
Anoche mientras leía a Simone, le di un punto (más) a su favor. Las mujeres tenemos que nombrarnos cuando nos presentamos, para que nos ubiquen en sus cabezas. "Hola, soy mujer" y después todo lo que sigue. Nuestra identidad no está implicitamente aceptada, debemos dejarla expresa para que sepan con quiénes están tratando.
En la época del libro, casi década del 50, el renombrarse era muy bajo. Ser mujer era una desventaja. Ella contaba el caso de una fotógrafa, que gracias a la influencia de su marido, logró que la colocaran como artista masculina, porque no quería estar en la sección de femeninos.
En qué estamos pensando? Que implica ser mujer? Prima facie, tener útero y que nos indispongamos una vez por mes. Nada más, y nada menos.
Trato de llegar al momento de tener que presentarnos. Quiero discutir si es una obligación, si se sobreentiende, si tenemos que dejar en manos de los pensamientos de los otros la construcción de nuestra identidad. De esas identidad que forjó sangre, llanto y muchas pero muchas risas.
En qué momentos o frente a quiénes debemos identificarnos? Qué implica identificarse? Incluso no es lo más privado y personal que una persona puede tener, como para conformar el objeto de realización obligatoria para relacionarse con los otros? 
En donde quedaron esos círculos de privacidad que nuestra constitución de una manera bonita y estupida nos reserva? O a caso ese objeto sólo sirve para no realizarse cuando nos relacionamos con el espejo? 
Debemos anteponer a nuestro nombre o a lo querramos decir después del famoso hola nuestra identidad? Porque claro, en aquel momento Simone habla del binomio hombre-mujer, identificando (hasta donde leí) el género con el sexo. Hoy podemos trasladar esa crítica al género, porque si bien en algunos casos podemos darnos cuenta enseguida del sexo de una persona, podemos dudar (o no) sobre el género que ella elige. O incluso el que no elige, o los géneros que elige. 
Es tan confuso y complicado, que a la vuelta parece que nos queremos convertir en introvertidos. Claro, me defino como extrovertida, sin lugar a dudas. 

Lo privado se volvió publicidad

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