sábado, 30 de mayo de 2015

Contradicciones de una taza de café

La letra de Buscome de Bebe es impresionante. Es la letra que encaja siempre que la escucho, porque no la escucho siempre. No. Sólo cuando la necesito. Es regeneradora de células, esas que andan perdidas por el centro, por alguna casa o reunión. Capaz se quedaron en el café que sobró en mi taza hoy a la mañana. Suelo dejarlas en las fotos, después del esfuerzo por sonreir o por pensar rápido (entre el posar y el flash) en que posición acomodar mis labios. 
A la noche vuelven las células. Y ahí es cuando escucho Buscome. 
Las contradicciones me encantan, y más cuando nos dejan en evidencia. Que no, pero terminamos diciendo que si. Que no lo hagas, que no lo quiero hacer, que sí, que dale, que nos juntamos mañana. Expresa contradicción confesada en una tarde de café, con hojas de por medio, y con miradas firmes. Si, puedo. No jodas. Jodeme. Nos gusta vivir así, qué mierda. Que tanta limitación a posibles objetivos que sabemos que si hay un obstáculo, no es ese que queremos eliminar y que tenemos evidenciado en la contradicción. 
Otra vez, la conciencia y la inconsciencia pelando a mano abierta por los compromisos. No por cualquier acto, por esos no se pelean, no van a gastar tanto aceite. 
Esta obsesión crece, y más me gusta porque no es erga omnes. Es selectiva, y ese proceso me encanta

viernes, 29 de mayo de 2015

Viernes imparcial

#Viernes #dios #decisiones
Ciertas personas apelan a su Dios para que el decida por ellas: vendría a ser un tercero imparcial. En virtud de los dichos que le brinde esta persona creyente y que el conozca de ellos y de la situación, va a decidir "conforme a su creador". Va a decidir lo mejor para ella, léase, va a decidir conforme a sus normas, que se definen como lo mejor para los creyentes.
Con esas asimilaciones que hice hoy a la mañana mientras iba en el colectivo -manejaba muy lento el chofer-, me pregunté en que situaciones una persona apela a un tercero imparcial. Lo primero que me salió fue cuando tenemos un problema, y no nos dejan arreglarlo con nuestras propias normas; además hay otro tercero víctima (por ende). Aunque se reconoce la existencia de delitos sin víctimas. Después pensé en cuando no tenemos voluntad de decisión, cuando nuestra mano tiembla a la hora de elegir. Necesitamos un ratificador, alguien que convalide lo que hicimos o lo que queremos hacer. 
Empero, hay situaciones en que si bien conocemos la normativa de qué es lo que deberíamos hacer en esas situaciones, tenemos el coraje de repreguntar a este tercero imparcial, por si se le quedó algo bajo la manga. Por si su postura cambió desde que dictó la normativa hasta que sucedió (o está por suceder) este hecho que me genera incertidumbre y desconfianza de mi propia decisión.
Dicho esto, seguí preguntandome y recaí en las figuras que entran dentro de este tercero imparcial. Entonces me dije: el famoso dios, algún pastor o líder de religiones, un juez, un cana, un profesor, un compañero piola que nos banca nuestras preguntas de pibes desencajados, el espejo, la ducha, la pared, nosotros. Algunos tienen la característica de que no contestan, solo sirven para permitirnos (creer) ver nuestra duda pero desde un punto objetivo; que a la vez nunca va a dejar de ser subjetivo aunque lo disfracemos de puerta, espejo, pared, ducha, etc. Pero queremos darnos una oportunidad para no decidir como queremos decidir, porque sabemos que hay algo que no encaja. Aunque terminamos decidiendo como lo habíamos planteado aquella primera vez, antes de poner en duda nuestra voluntad y que actuó como detonante para apelar a este tercero imparcial que en ocasiones es uno mismo. 
Viernes.

Cucharada de dulce de leche

La miro y me digo "mirá la mujer que se perdió", pero después me corrijo y me digo "mirá la mujer que pudo ser". 
Cuando consideramos obstáculo a alguien de otro, también somos egoístas. Nadie es de nadie, aca no vale el sistema capitalista. Por lo menos para mí y para todos aquellos que pueda proteger. 
Mi viejo fue -y todavía lo es- un obstáculo para mi vieja. Ella ama de casa, "no laburante", con intentos de ser mujer, con lágrimas ininterrumpidas, de esos pómulos bellos -que a veces me pregunto si no habrán sido golpeados-. Con cuatro hijos y una "en el cielo", que al día de hoy no supera. Superar, como voy a decir eso. Que aun sobrevive a esa pérdida, porque sin duda esa sí que es una lucha. 
La liberación de los cuerpos, de sus cuerpos un día tuvo su inauguración también. Y que feliz que fui. Muchos me preguntan por lo vivido post separación; y uno justamente responde eso: viví después de eso, porque casi ahí pude comenzar a hacerlo. Antes eramos peces sobreviviendo en el mar dulce. 
Las relaciones son complicadas y hermosas. No son excluyentes, pero si lastimosas. Las relaciones me generan desconfianza. Creo que llega un momento, que nada es decidido, sino necesitado. Es patológico el vínculo: "no puedo vivir sin vos". "me muero si no estás". Realmente la gente piensa así? Eso es lo que digo, el creer que necesitamos. 
No quiero necesitar, a nada ni a nadie. Ante su pérdida, en su caso, uno buscará herramientas dignas para sobrellevar ese momento que marca el comienzo, que marca con profundidad la raya que no permite vuelta atrás. Lo dicho está dicho, lo hecho está hecho. Salvo que el otro se bastante piola y boludo, y uno más todavía, por creer que lo actuado fue producto de la espontaneidad histérica del momento, y por lo tanto estaba equivocada y te lo juro por las estrellas que te las bajo todas, que me equivoqué. No confiamos en nosotros. 
Claro, a veces tenemos que recurrir a esos momento de espontaneidad histérica para estar seguro que ahí si que no nos va a temblar la voz. Después uno ve qué justificación encuentra para tanta escena. Pero necesita. Necesitamos gritar y huir porque nosotros solos, en estado quieto y sedentario no vamos a conseguirlo. Necesitamos gritar y huir para dejar de decidir en forma de necesidad. 
Somos conscientes de eso, pero es lo que tenemos. "Es la ley que tenemos". Obvio que si contáramos con una frialdad suficiente para que las decisiones sean planitas y finitas, que fácil sería. Pero la mayoría de los seres vivos estamos inmersos de sentimientos, sentimientos que llenan estos hueco de frialdad, calentándonos, y dándonos una cuchara de dulce de leche en la cama, tapados con frazadas calientes en pleno invierno. Eso son los sentimientos. Pero también son el agua fria después de la cucharada de dulce de leche. Y ahí comienza todo. 
Por eso no nos neguemos a decidir por el agua caliente y a pensar dos minutos sobre las calorías del dulce. 
Eso es todo

jueves, 28 de mayo de 2015

Cuerpos de frutilla

Nuestros derechos no son absolutos. Ellos son relativos. Es decir, terminan donde comienzan los de los demás. Suena re linda esa frase, pero a la vez implica muchas cosas. El trabajo en la vida es adivinar que carajo significa el decir que tenemos derechos y que tenemos que respetarlos y hacerlos respetar. 
En la etapa en que una es estudiante, no trabaja -en blanco y para un empleador-, sin hijos ni familiares a cargo  y que para su familia además se suman las características de  ser militante por los derechos de las "personas que usan otros sexos", por el aborto y que encima es atea; aunque para mi vieja en algo siempre hay que creer. Claro, en sentido evangélico y superior lo dice. Frente a este panorama es difícil, en ciertas situaciones, justificar el porque de algunos actos -entendido como acciones y omisiones. 
Y desde ese otro panorama, pero de la vereda del frente: tenemos a nuestra ronda familiar que trabaja, ellas son amas de casa -en su mayoría- son felices con sus hijxs y sus maridos,rezan cuando se sienten mal o piden algo extraordinario; y que ven a la persona que no reúne ninguno de esos requisitos, digamos, quien les habla: no tiene responsabilidades. Esa persona tiene una agenda vulnerable, la universidad, y en especial los profes, no tienen problema en que faltes a las clases; y además y lo más importante de todo, tu vida no tiene contenido. Si uno vive solo y es soltero y parece que no tiene nada que hacer los fines de semana que no cursa, no tiene responsabilidades. No. No. No. 
Laburar ad honorem, aunque sea quemándose las pestañas, para lograr que su curriculum pese un poco más no es laburar. No. No. No. Es una tarea de la facu que la hacemos para personas que no son de la facultad.
Nos tratan como a los -mal tratados niños de menos de 14 años-  jóvenes/niños, o sea: no tenemos voluntad, lo único que queremos hacer es dormir. No podemos tomar decisiones. Los unicos que los pueden tomar son aquellos del otro lado de aquella vereda. 
Que está bien, no importa. Deja. No hay problema. No te preocupes. 
Las pelotas. No me pasa nada de eso. No me preocupa tu preocupación por no ir. Me calienta tu despreocupación por mi anulada voluntad de estudiante residente no laburante. Así nos definen.
Hoy me pase casi cinco horas en dos charlas que pudieron complementarse. Fueron lo suficiente para querer saltar en la vereda de la Yrigoyen. Una de un profe, que su orgullo por sus discípulos le oprime el botón de stop de evangelización y repartió bajadas de líneas para todos los universitarios presentes, pretendiendo que sigamos los ejemplos de aquellos -únicos- estudiantes que militan por los derechos de los ciudadanos. Parate un poco. La cantidad de estudiantes militantes que había en esa charla, que no sólo son militantes de la calle, sino son altos productores de jurisprudencia -también- pero de la jurisprudencia que deja huellas en las calle, y no en los juzgados esperando que la cana acate esa orden de los judiciales que hace 12 años vienen desacreditando. 
Y luego, la frutilla de la torta. Personas que se reúnen para hablarnos de no bajar los brazos, de que las mujeres seguimos teniendo los derechos que tanto reclamamos, esos derechos que comienzan por el derecho a decidir, no solo de nuestro propio cuerpo, sino el derecho a que no pongas en duda mi voluntad y conciencia. 
Que bien me siento, tengo una adrenalina

miércoles, 27 de mayo de 2015

Donde Estés

Llega una hora de la noche que es infumable. A veces la presento como aburrimiento, otras veces como ansiedad de cosas dulces, ahora de saladas. También estuvo presente como maratón de serie hasta la madrugada. En "un no se que, pero no me quiero ir a dormir, quiero hacer otra cosa pero mi cuerpo esta cansado". Pruebo con llevarme un libro, un apunte, cualquier cosa. La luz prendida, mirar al techo, a la puerta. Decidir apagar la luz, esos primeros escalofríos y la contra misma diciendo que no pasa nada, que son solo sensaciones. La noche tiene un no se qué que me impide irme a dormir, creo que el día no se termino, que aunque no haya sol y hablemos de la noche, de la luna, de las estrellas y del ruido de los murciélagos, yo quiero que todavía el sol brille. Que tiene el sol, o que no tiene la oscuridad que hace que la rechace. Escuchame oscuridad o no-sol, sos algo que siempre me ha agradado. No tengo prioridades entre una cosa o la otra, me gusta  usarte para descansar; cosa que no puedo hacer hasta q se me calientan los pies. Como me cuesta calentarme los pies: ahora pienso poner otra frazada, aunque después termine bajo cinco kilos de frazadas. No importa. No quiero alegar excusas para poder dormirme. Que peor para la conciencia de uno que tener problemas para dormir, para poder conciliar aquello que es tan deseado en el día, después de los problemas, o mientras los problemas. Mientras escucho al profe recién tomar lista de asistencia, mientras los de la administración pública me dicen que hay un porcentaje adicional a un impuesto fijo, que su único criterio es la fecha. La fecha!? Escuchame, la fecha?. Han dilapidado todas mis aspiraciones estudiantiles. Por eso odio ser estudiante y pedirle plata a mis viejos, frente a una avalancha de impuestos mensuales, alquileres, libros. Joder, no quiero preocupar a mis viejos. Necesito una entrada de dinero, todo lo contrario a lo que estoy haciendo ahora. Desembolsar, desembolsar. Ese fue mi impedimento para ir por un alfajor u otra cosa dulce. 
En vez de hacer eso, me puse a escribir. Es que hoy tuve un día de mierda, realmente hoy fue uno de esos días que, no que no me tendría que haber levantado, se tendría que haber salteado la semana directamente. Estoy segura que no la hubiese pasado no-mal en la cama siquiera. Estos días son para personas con más tolerancia hacia la burocracia pública. 
Estoy acumulando ganas de irme a dormir. Voy a proceder a eso, y mañana arreglaré mis propuestas de generación de dinero. Pilas, todo se puede solucionar. Hoy me dijeron que siempre ando contenta, sonriente. Vengase a esta hora y lo hablamos.
Donde estés, te extraño.

martes, 26 de mayo de 2015

Vidas arrastradas

Árbol genealógico. Parecidos. Carácter. Genético.
Palabras, charlas, actividades escolares, visitas al médico, reuniones familiares, festejos. fiestas, cumpleaños. Y no es poco.
Fieles costumbres de familia(s), que se creen los suficientemente ensamblada como para tener una sola voz. Como si el grupo humano tuviera una única voz: "estamos bien". Quién está bien? Vos máma? Vos hermax?. Ok, porque yo no. Soy víctima de estas charlas familiares, de las actividades escolares. Nadie me protege. Quiero gritar. Quiero romper todos los cuadernos. Rayarle todo el pizarrón a mi señorita. Es que ella no se da cuenta. Quiero ser compasiva, pero a la vez me duele. Eyyyy, mirá para todos los lados, mirame a los ojos. Mis ojos te lo están gritando. No quiero saber si soy parecida mis padres, ni mis hermanos ni a mis abuelos. Eso no forma parte de mi vida, no me constituye como ser. Si, esta bien, a vos sí. Pero que sea una exposición, no un cuestionamiento. 
No es algo que uno pueda decir que lo tiene superado. No hablamos aca del binomio superación/no superación. Lo están mirando con otra lupa. Observame. Se que mi cuerpo lo expresa. No ves mi cara. No ves mis hombros, mi forma de sentarme? Dónde quedó toda la teoría psicológica infantil, que ponía el ojo en la expresión corporal de lxs niñxs: soy uno de esos ejemplos, soy un caso clínico. Sin duda. Y me gusta serlo. Hubiera sido peor no expresarse y sentir el fuego por dentro. Si hay algo que quema y no gusta, hay que sacarlo.
No me importa que veas mis lágrimas, que te des cuenta de mi voz ronca. Acabas de conocerme, soy así. Impredecible frente a algo que me invade, que me es inmanejable. 
No soy aliada de la autocompasión. No es más que sinónimo de lástima. Aiiiiiiii, que sentimiento el de lástima. Repugnancia pura. 
No me tengas lástima, no. Para para para, no estás entendiendo. Vos también sos así. Tenes una vida. No nos apuremos a identificarnos, a señalarnos. No no no. Para para. No pidas disculpas. No me hagas eso. No me toques, no no. El pedido de disculpa y tu mano en mi brazo es el comienzo, o el fiel reflejo de la lástima. Y no quiero lástima. Te generé lástima? Por favor no me mientas. Ok, me quedo más tranquila.

Esto de relacionarse con la gente. Esto de salir de nuestra tranquila soledad. Sabemos que en un momento dolerá, pero nos gusta la comodidad. Después de tanto quilombo. Que oficina de aca, que testimonio de allá. Que verdades, que mentiras. Actos de juramientos, que te lo juro por dios. Que quiero lo mejor, que vas a salir adelante. Puaaaaj! no quiero escuchar nada de todo eso. Di una oportunidad de adjudicarles esas clemencias a su inconsciente, a sus costumbres familiares. A que la familia es lo mejor, que no se elije. Que a sonreir a los que nos toco. Qué mierda.
Quiero llorarle a veces. 
Pero no, lo de que las cosas nos tocan. No no. Conmigo no. A mi no me tocó. Lo elegí. Construí cada pared, tu ladrillo, mi ladrillo, el de él, el de ella, mi ladrillo. El de él, el de ella, mi ladrillo. Y así. No me gustó, no te gusto, sacamos el ladrillo y lo dimos vuelta. Esperamos un tiempo hasta que secara la mezcla. Cambiamos de mezcla, pusimos ladrillos y así. 
De todos modos, y como todo lo que acabo de escribir es biográfico, no puedo negar que todavía hay fuego en mis órganos, en cada rincón del cuerpo. Y cuidado, no es metafórico todo eso. Es como la acidez: quema. No sabes que mierda hacer, y sigue quemando. Por ahí pasa, y luego vuelve. No sabemos muy bien qué la genera. Podemos adjudicarle la imprevisibilidad. 
Todavía doles. No se porque, ni como. Pero la laguna que tengo es enorme. Me faltan pedazos de tierra, que no se recuperan. Que cuando intento recordar(te) no se aparece nada en mi mente. Solo discusiones, recuerdos sobre una suposición. Porque obvio, todo esto no es más que una suposición, con una que otra prueba, pero suposición en fin. No hay cara, no hay voz. Solo una laguna. Tampoco una laguna negra y oscura, en señal de dolor rencoroso. Nada por ahí cerca. Simplemente es un dolorcito, al que no le quiero preguntar como anda ni de que color es. Para mi es suficiente. 

Conocernos


No es un extracto de una investigación ni un texto que requiera reglas de puntuación. Simplemente es un vómito del momento. Salú y buenas noches