sábado, 30 de mayo de 2015

Contradicciones de una taza de café

La letra de Buscome de Bebe es impresionante. Es la letra que encaja siempre que la escucho, porque no la escucho siempre. No. Sólo cuando la necesito. Es regeneradora de células, esas que andan perdidas por el centro, por alguna casa o reunión. Capaz se quedaron en el café que sobró en mi taza hoy a la mañana. Suelo dejarlas en las fotos, después del esfuerzo por sonreir o por pensar rápido (entre el posar y el flash) en que posición acomodar mis labios. 
A la noche vuelven las células. Y ahí es cuando escucho Buscome. 
Las contradicciones me encantan, y más cuando nos dejan en evidencia. Que no, pero terminamos diciendo que si. Que no lo hagas, que no lo quiero hacer, que sí, que dale, que nos juntamos mañana. Expresa contradicción confesada en una tarde de café, con hojas de por medio, y con miradas firmes. Si, puedo. No jodas. Jodeme. Nos gusta vivir así, qué mierda. Que tanta limitación a posibles objetivos que sabemos que si hay un obstáculo, no es ese que queremos eliminar y que tenemos evidenciado en la contradicción. 
Otra vez, la conciencia y la inconsciencia pelando a mano abierta por los compromisos. No por cualquier acto, por esos no se pelean, no van a gastar tanto aceite. 
Esta obsesión crece, y más me gusta porque no es erga omnes. Es selectiva, y ese proceso me encanta

No hay comentarios:

Publicar un comentario