viernes, 29 de mayo de 2015

Viernes imparcial

#Viernes #dios #decisiones
Ciertas personas apelan a su Dios para que el decida por ellas: vendría a ser un tercero imparcial. En virtud de los dichos que le brinde esta persona creyente y que el conozca de ellos y de la situación, va a decidir "conforme a su creador". Va a decidir lo mejor para ella, léase, va a decidir conforme a sus normas, que se definen como lo mejor para los creyentes.
Con esas asimilaciones que hice hoy a la mañana mientras iba en el colectivo -manejaba muy lento el chofer-, me pregunté en que situaciones una persona apela a un tercero imparcial. Lo primero que me salió fue cuando tenemos un problema, y no nos dejan arreglarlo con nuestras propias normas; además hay otro tercero víctima (por ende). Aunque se reconoce la existencia de delitos sin víctimas. Después pensé en cuando no tenemos voluntad de decisión, cuando nuestra mano tiembla a la hora de elegir. Necesitamos un ratificador, alguien que convalide lo que hicimos o lo que queremos hacer. 
Empero, hay situaciones en que si bien conocemos la normativa de qué es lo que deberíamos hacer en esas situaciones, tenemos el coraje de repreguntar a este tercero imparcial, por si se le quedó algo bajo la manga. Por si su postura cambió desde que dictó la normativa hasta que sucedió (o está por suceder) este hecho que me genera incertidumbre y desconfianza de mi propia decisión.
Dicho esto, seguí preguntandome y recaí en las figuras que entran dentro de este tercero imparcial. Entonces me dije: el famoso dios, algún pastor o líder de religiones, un juez, un cana, un profesor, un compañero piola que nos banca nuestras preguntas de pibes desencajados, el espejo, la ducha, la pared, nosotros. Algunos tienen la característica de que no contestan, solo sirven para permitirnos (creer) ver nuestra duda pero desde un punto objetivo; que a la vez nunca va a dejar de ser subjetivo aunque lo disfracemos de puerta, espejo, pared, ducha, etc. Pero queremos darnos una oportunidad para no decidir como queremos decidir, porque sabemos que hay algo que no encaja. Aunque terminamos decidiendo como lo habíamos planteado aquella primera vez, antes de poner en duda nuestra voluntad y que actuó como detonante para apelar a este tercero imparcial que en ocasiones es uno mismo. 
Viernes.

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