lunes, 6 de julio de 2015

Conversación con mi deber y el Leviathan

#parlantes #venas #miyo #Leviathan 

Los parlantes me hablan. Me dicen "quedate conmigo". Me aconsejan que mire las fechas, que no sea tonta, que no me precipite. 
Mirá tus llagas. Los dolores de panza, esa mala gastritis. 
Cosa seria.
Que cosa seria.
Que estás haciendo piba? Que necesitas para sentirte bien?
Contame, no lo pienses demasiado.
Si algo te duele, decilo. Vos misma me aconsejaste no guardarme nada.
Que lo que se conserva, duele. Que lo que se conserva, mata.
Será fallido, no lo será. 
Quizás todo lo que conservemos mata, quema. Quizás solo lo que conservando nos mata. 
Que quizás sea lindo conservar.
Quiero conservar mi sonrisa o esos momentos en lo que me duele la panza pero de reírme. Que sonrío con ganas, que me veo hermosa y positiva, y militante, y alta mina sonriendo por lo conseguido.
Pero parate un poco. Ahora no te ves así.
Te gustó imaginarlo. Sabes que es algo que te gusta imaginar, ya hablamos sobre esto.
De que uno vive de los imaginarios, que cuando se convierten en realidad ya nos interesan.
Hablamos sobre cambiar los códigos. Mi vida no es una serie de tv.
Sabemos que las coincidencias, hablando mal y pronto, no existen. Pero a esto no le podemos sumar el "por algo las cosas suceden". 
No sos partidaria de ese lema.
Tampoco no podes ser partidiaria de nada, ser existencialista al máximo. 
Todo bien que no sos amiga de las excusas absolutorias, pero la vida no puede consistir en ponerle el cuerpo a todo, cerrando los ojos y que duele cuanto tenga que doler.
El dolor no puede ser la solución a todo ni menos el camino a seguir.
El dolor no puede ser el camino que elijas. Tenes que ver las alternativas.
Tenes que creer, tenes que confiar. 
Tenes que animarte a aceptar que por tus venas corren venas, que no estas exceptuada de los sentimientos humanos.
Que el extrañar es algo común, y que el miedo al fracaso es algo que se percibe entre los terrícolas.
Que cuando uno se propone proyecto u objetivos mismos, a veces no salen como uno quiere. 
Y que tampoco siempre funciona la independencia mensual a no distraerse, con cosas que uno a mala gana considera distracciones pero de los cuales nos encanta disfrutar.
Se que las ganas de dejar todo y tirarle las cosas por la cabeza a cuánto humano se cruce es verdad, que ahora te has puesto obligada a terminar con eso que hace tiempo te disgusta.
No hablo de la facultad, sabes que no.
Hablo de tu potencialidad para enfrentar las cosas.
Se que crees que estás fallada, que hay algo dentro tuyo que maduró demasiado rápido o que alguien se quedó con un pedazo de cuerpo.
Pedazo fundamental para afrontar todo esto. Que no es como el higado que se regenera y que es potable de transplante.
No hay transplante para semejante carencia o discapacidad. No hay otra.
Hay que vivir con eso. O no hacerlo. 
Son las alternativas, y te repito: no puede ser que elijas el camino del dolor. 


-Dolor? 
-Quién siente dolor? Quien hace la escala de valores de esta sociedad?
-Acaso creen que todo es color de rosa, y que frente a una primera aparición de lo no-rosa la única vía es la represión o la supresión?
-Acaso de verdad estamos en una sociedad punitiva? Me lo imaginé, Hobbes con su Leviathán sigue vivo.
-Sos el Leviathan, queriendo manejar todo. En una mano tenes mi foto, mi ideal; y en la otra mano tenes mi vida, mi ser.

-La gente en sus casas debe sentir cosas similares. Hoy leí una frase de Fridha que decía eso. No está al vicio el dicho de que cada casa es un mundo. Hoy es el cumple de Fridha, o su aniversario número 108 desde su nacimiento. Miralo de las formas que quieras.
-No me concibo como mina negativa o que le ve lo peyorativo a todo. No no no no. Te equivocas, o sos vos el que ve por el agujero equivocado.

-Es que quiero vivir, no quiero seguir reglas de cómo vivir. Demasiado tengo y demasiado tuve. Tuve, ya no tengo. Lo que tengo no se asemeja a lo que tuve. Que en realidad para tener en verbo pasado se necesita haber poseído alguna vez. Y creo que no es mi caso. Sólo tuve un amague, que es lo mismo a quedarse con las ganas de tener algo que se veía por el umbral de la puerta. 

-Todo se limitó a eso. Quizás por eso me encanta tener la puerta abierta, no sólo para darle el paso a todo ser que quiera acercarse sino para que no me jodan otra vez.
Pero qué es lo que quisiste tener?
-No se, eso lo decidieron otros.

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