lunes, 7 de septiembre de 2015

Ausencias con olor a libertad

#Ausencias #libertad #cuerpos

Ausencias.
Ausencias que son ausencias porque antes fueron presencias. Presencias que fueron presencias porque antes no había nada. Para que haya ausencia se necesita una presencia previa, y para que exista una presencia se necesita la nada misma antes.
Así nos sumergimos constantemente en este círculo vicioso de relaciones, de ausencias y de presencias. De extrañar, de no hacerlo, de decidir dejarte, de decidir dejarme.
Somos cuerpos construidos por el resto. Nuestro cuerpo nos deja de pertenecer en el momento mismo en que nos presentamos como ausencias. Porque la presencia también es una forma de deshacernos. Entregamos al/a otrx una parte de nuestra carne para que pueda decir que estoy presente. Pero si decidimos sacársela, también nos tildan de ausentes. Y nuestra memoria se quedo con ellxs.
Cómo logramos tomar decisiones voluntarias libres si a la vez nos concebimos como seres cuyos cuerpos son co-construidos con  otrxs? Realmente podemos hablar de voluntad libre? Entonces, que entendemos por decisión libre?
Acaso es cuestión de cambiar el significado de ese término  históricamente usado? O es hacernos cargo de la mochila de cuerpo que llevamos, de entendernos como seres no independientes, y recién ahí tomar nuestra (o suya) decisión?
Será que todavía militamos por la vida solitaria? será que todavía nos negamos a vernos como seres construidos e influidos por vos?
Me niego a reconocerte? Me niego a deshacerte y a deshacerme? Es que no quiero compartir el cuerpo, no con vos. No quiero que mi ausencia sea tu presencia. Es porque no le veo nada productivo a esta conexión.
Y quien habló de la potabilidad de las relaciones?
Estaba tan acostumbrada a un tipo de relación. A una exclusividad inmortal o mortal hasta estar seguro que no somos inmortales.
Belleza es descubrirse libre de esos pensamientos y reconocer que somos seres que nos deshacemos ante la ausencia del/a otrx.
Tranquilidad es tener libertad. Tranquilidad es poder disentir y luego sonreír.
Sonreír es sentirse orgulloso de la decisión cuasi voluntaria, y mirar expectantes al resto.
Me siento libre porque tengo la libertad de sonreír con seguridad.

Si reconocemos que nuestros cuerpos se construyen social y políticamente, vamos a aceptar que ante cada paso nos deshacemos y deshacemos al resto. Porque la precariedad y la vulnerabilidad son las características fundantes de nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos que saludan a la gente que camina en la calle y que también nos mira con ojos grandes cuando estamos desnudos frente al espejo.

Quiero mirarme al espejo. Quiero que mis ojos se agranden. Que mis ojos también sean los tuyos. Pero que los tuyos en algún momento miren a los míos y comprendan que prefiero la libertad de sonreír con seguridad. La libertad me entrega paz. Tus ojos miedos e inseguridad. Es que tus ojos me conocieron aún con lágrimas tragadas y haciendo fuerza para salir. En cambio la libertad me da el espacio para llorar a solas y tranquila.

Cuando al libertad se transformó aire puro.

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