jueves, 20 de agosto de 2015

Un dedo entre mis piernas

#Orgasmo #placer #sexo

Fue como se lee. Un dedo entre mis piernas
La piel de mis piernas se erizaron y el calor me llegó hasta los extremos de mi cuerpo: cabeza y dedos del pié.
A medida que ella iba tocandome y me introducía su dedo, sentía mi piel, sentía como iba cambiando todo y que mi respiración ya no eran suspiros.
La necesidad de levantar la pelvis, levantarla bien alto. Llevatela, te la regalo- Pero no me dejes así.
Introdujo más el dedo y ahí mis costillas se notaron, levanté mi tronco un poco más alto.
Quería alcanzar el calor que era inundable. La respiración ya no iba conmigo, hizo suyos mis pulmones.
Y mis piernas que ya tampoco me pertenecían. Ni los poros de la piel que acaban de erizarse y que pedían que los sigan elevando; ellos tampoco  me pertencían.
Y el cuerpo se fue de mi carne cuando ella me beso. No solo tenía su dedo entre mis piernas sino también su boca.
No se de qué color estaba mi piel, pero de todos los posibles menos del original.
Elevarse hace perder oxígeno, y ya no contaba con él hacia unos buenos minutos.

Su mano tocando y apretando mis piernas, su dedo ubicado a propósito de mi falta de aire en un hueco tan placentero, que absorbe placer; y su boca terminando de dar el toque final. El toque que separó a mi cuerpo de mis carnes.

Lo recuerdo y mis manos en el teclado me dejan de pertenecer.

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